Defensoría del Pueblo rechaza posiciones racistas y discriminadoras en contra de la whipala para descalificarla y crear contradicción y tensión sociocultural

Defensoría del Pueblo rechaza posiciones racistas y discriminadoras en contra de la whipala para descalificarla y crear contradicción y tensión sociocultural

12 de Octubre de 2021 10:20 pm

Defensoría del Pueblo rechaza posiciones racistas y discriminadoras en contra de la whipala para descalificarla y crear contradicción y tensión sociocultural

La Defensoría del Pueblo ve con preocupación que actores de opinión pública y actores políticos y cívicos atribuyan el uso de la whipala como bandera partidaria, cuestionando su origen, ancestralidad y simbolismo, para asumir un discurso discriminador y racista, orientado a descalificarla, crear contradicción y tensión sociocultural en torno a este símbolo patrio que fácilmente, puede desencadenar en violencia. 

La Institución Defensorial hace notar que desde su origen en los movimientos indianistas y kataristas hasta la fecha, la whipala es un símbolo de resistencia de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, y un símbolo patrio constitucionalizado del Estado Plurinacional.

Al amparo de la Constitución Política del Estado y de Instrumentos Internacionales en materia de Derechos Humanos, las naciones y pueblos indígena originario campesinos, tienen derecho a revitalizar, resignificar, reinterpretar, utilizar, fomentar y transmitir a las generaciones futuras sus símbolos de importancia cultural, entre otros.

En ese sentido, descalificar a la whipala y tildarla de trapo, se constituye en un acto de discriminación, como los observados por la Defensoría del Pueblo y por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI-Bolivia) en su informe.

La Defensoría del Pueblo recuerda que los hechos de octubre y noviembre de 2019, tras las elecciones generales, marcaron un punto de quiebre en la democracia boliviana, con consecuencias a largo plazo en la convivencia social; por lo que actores de opinión pública, y actores políticos y cívicos, con discursos racistas y discriminadores, no deben reavivar heridas aún abiertas en la sociedad boliviana.

La wiphala no termina en un partido político porque tiene su esencia en la resistencia y luchas de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, en la mujer de pollera, y en lo que algunos actores cívicos, atribuyéndose ser personas de bien exaltan un espíritu reaccionario que no está acorde con el momento histórico que vive Bolivia.

La Paz, 12 de octubre de 2021